MIFAUNA

Cuando el dueño del animal o el adiestrador acciona el mando, el collar recibe la orden de apercibir al perro y comienza a emitir señales consisten en una llamada de atención que el perro tiene que notar, así que casi todos los modelos de collares educativos para perros disponen de unos electrodos metálicos que sobresalen del collar para hacer contacto con el cuello del animal y así cuando el entrenador transmite la orden y aprieta el botón, la centralita del collar aplica una corriente eléctrica de baja intensidad que se transmite por estos electrodos y apercibe al animal paralizando su comportamiento en ese momento.

 

A pesar de que es una descarga eléctrica, la baja intensidad no resulta peligrosa aunque si molesta, pero la mayoría de los collares electrónicos también emiten otros tipos de avisos como vibraciones y pitidos.

 

El funcionamiento de este tipo de collares electrónicos caninos  es muy sencillo y basta con poner el collar al perro y pasear con él durante unos minutos dándoles las ordenes habituales para que se siente o se pare cuando se lo ordenemos, pero esta vez, al tiempo que le damos de alto, si el animal no se para le tocaremos al botón del mando y el perro notará una vibración mientras le volvemos a repetir en voz alta que se pare. 

 

De esta forma el perro asociará enseguida la llamada de atención con la vibración del collar y cuando solo note la vibración sabrá que es su dueño quien está dando la orden. Esta vibración es totalmente inofensiva, pero al perro le preocupará recibirla por miedo al desconocimiento y a lo extraño que le parecerá que su collar vibre al tiempo que su dueño ordena.

 

Aunque la mayoría de los collares de adiestramiento cumplen su función educadora, no todos tienen la misma efectividad, y es por eso por lo que debemos elegir el collar ideal para nuestro perro, sobre todo atendiendo a su peso, fuerza y forma físca, aunque hay collares que disponen de muchos niveles para poder ajustarlos al tamaño y peso del perro.