MIFAUNA

Estos collares de becada que a veces van aconmañados de otras funciones, se suelen fabricar en color amarillo flúor, naranja butano y otros colores de tonos vivos precisamente para que se distingan los colores cuando el animal se mete entre la maleza, de manera que al ser colores casi fluorescentes enseguida se hacen mas visibles aunque esten a distancias considerables.

 

Un collar verde o de tonos oscuros podría mimetizarse con las plantas, y uno de color marrón, blanco o negro, quedaría difuminado en el pelo del propio perro o entre las piedras, arena o barro del entorno.

 

El material de los collares suele ser de pvc, poliuretano o cualquier otro material plástico por ser estos los más resistentes al agua, ya que el perro durante la caza, indudablemente se meterá en charcas y lagunas para seguir o coger la presa y los materiales plásticos no se deforman con el agua, como podría pasar con el cuero, y tampoco se manchan tanto como los de nylon, esta es la razón de que se fabriquen con estos materiales.

 

El color resuelve la duda 

 

Para el caso de que un cazador tuviera dos perros de la misma raza que se parecieran tanto que pudieran confundirse en la lejanía, el collar resuelve la duda pues francamente estos colores destacan en el cuello de cualquier perro por raro que tenga el color de piel.

 

El collar de becada lleva incorporado un habitáculo donde se alojan los componentes electrónicos, incluida la bocina encargada de emitir los sonidos.

 

Funcionamiento del collar de becada

 

El collar de becada se coloca en el cuello del perro, y se ajusta de manera que no apriete demasiado ni que la holgura sea tan grande para que pueda perder el collar si se lo engancha por ejemplo en una rama.

 

A partir de aquí, dependiendo del modelo, se usa un mando que contiene un imán y otros componentes para cambiar el collar de uno a otro modo de funcionamiento.

 

Sonidos del collar

 

Básicamente el collar lo que hace es emitir sonidos, pero no todos los sonidos que emite la bocina son iguales, ya que estos tonos cambian dependiendo de lo que el perro esté haciendo cada momento.

 

Cuando el perro está en marcha, lo que se conoce como rastreando en el argot cinegético, el collar de becada emite un pitido cada cierto número de segundos, para indicarnos el lugar donde se encuentra en cada momento.

 

La frecuencia de tiempo entre pitido, incluso el tipo de sonido cambia cuando el perro está en muestra, y por tanto el cazador sabe lo que está haciendo el perro y donde se encuentra y es el cazador quien decide lo que hacer en cada momento en función de lo que el perro esté haciendo en ese momento.

 

Cada vez son más los cazadores que deciden poner el collar de becada a sus perros para tenerlos localizados precisamente en aquellas situaciones donde la maleza y las plantas no les permiten localizarlos visualmente.